Crónica de unos días de relax...

Todo lo que empieza, acaba. Y esto es para lo bueno y para lo malo. Ya hemos vuelto de nuestra escapadita de relax. La verdad es que ha venido muy bien tanto físicamente como psíquicamente. Eso sí, de wifi gratis nada de nada.

El sábado nos fuimos a la Roca Village de shopping (ois, ¡qué pijo me ha quedado esto!). Bichito no compró nada porque la verdad es que no merece tanto la pena. Yo sólo compré un cofré de perfume (XS de Paco Rabanne, sí, ese que decía que se iba a acabar el mundo en el 2000). Por la tarde sesión de siesta intensiva y cena en el hotel. Hemos visto 2 películas y media (algo inédito para mí, que soy un analfabeto cinematográfico). Los padres de ella, Los padres de él y La edad de hielo -peli donde bichito y yo acabamos sobándonos (léase durmiendo y no otras cosas)-. El domingo por la mañana estuvimos usando los servicios incluídos en el paquete del hotel (spa, jacuzzi, gimnasio y sauna).

Uno no ha dispuesto de mucho tiempo para ir a gimnasios, puesto que el haber compaginado estudios y trabajo durante 5 años no me ha permitido grandes lujos en materia de ocio y claro, al llegar a un gimnasio se nota. Para empezar, la chica de recepción nos dijo que el jacuzzi, las saunas y el spa no eran mixtos y que estaban en cada vestuario, con lo cual bichito y yo nos tuvimos que separar. Entro al vestuario de chicos a la taquilla y lo primero que me encuentro es al ex-jugador del barça y del espanyol Óscar García. Hola, bon dia. Pos mu bien, yo a lo mío. Primer bañito en el jacuzzi, segundo bañito en el spa... ¡Anda, si hay 2 saunas! Bueno, habrá que probarlas... La primera era de esa de vapores, que huelen a hierbas y que te hacen sudar como un cerdo sin mover un dedo, donde el aire cuesta respirar (¿de qué canción era esto?) y donde a los 5 minutos te agobias. Bueno, probaremos la otra. Entro a la otra sauna y había un chico, perfecto. Hola, bon dia. Era una de esas saunas de calor seco. La sauna tenía un cubo con agua y un cucharón para ir tirando agua a unas piedras a modo de brasas. Siempre me habían hecho gracia y claro... había que probar eso. El chico sale y quedándome solo me mata la curiosidad. Ja, ja... qué gracia... voy a echarle un poco de agua a esas simpáticas piedras... Uno, dos, tres cucharones de agua... Como ya he dicho, uno anda un poco falto de cultura gimnasiera y claro, aquello empezó a coger una temperatura que se derretían hasta las pestañas. Por unos momentos se me apareció San Lorenzo y su parrilla. Joder, qué temperatura alcanzaba eso... Vámonos, que aquí huele a gas... Total, que después de haber conseguido subir la temperatura de aquella sauna salí cagando leches pues morir joven es el sueño de James Dean, pero no el mío. Así que abandoné aquel horno dejando para el siguiente el ambiente un poco caldeado...

El domingo por la tarde, comida, peli, siesta, masaje, cena, bolos, unas fotos fantásticas juntos y peli a medio ver (tanto bichito como yo nos quedamos torrados -y esta vez no había sauna, sino que el sueño nos pudo-).

Resumiendo, escapada muy relajante y con muchas ganas de repetir. Ahora sólo habrá que esperar a la próxima, que no tengo ni idea de cuándo será. Aún queda la tarde, pero ya será más familiar, puesto que después de comer tenemos que llevarle la mona a la mona de mi ahijada y luego tenemos que llevársela al primo de bichito.

Seguiremos informando...