Ala, a tomar por culo

Pozí, hoy ha sido uno de esos días que se va a tomar viento fresco esa sensación de haber estado en otro sitio de vacaciones, de volverte a tomar las cosas con más filosofía, con menos prisas, sin tantos agobios...

Para empezar, me he acordado que no tenía caramelos sin azúcar y he tenido que bajar al súper que hay frente a mi casa. Es un supermercado relativamente nuevo (creo que lo abrieron a principios de abril) de una marca conocida, llamémosle "Supermercados noche". Pues bien, al llegar había una cola de unas quince personas y una sola cajera cobrando. A medida que pasaba el tiempo, mi mosqueo crecía de una manera inversamente proporcional a su velocidad, hasta tal punto de pensar en amotinarme en la puñetera cola o fingir un infarto a ver si alguien se apidaba de mí. Bueno, una vez comprados los puñeteros caramelos y camino de la resi he hecho una parada técnica en la peluquería para pedir hora. ¿Os va bien cogerme a las 2? Sí, sin problemas. Bueno, parece que vamos salvando las adversidades que se plantean ante un Lunes lunero... Por fin me podré cortar el pelo, porque cada mañana al verme en el espejo me estaba cogiendo complejo de 11811 (y no referido al número 1 precisamente...).

Curiosamente hoy se me acababa el contrato en la resi (llamémosle curro 1) y en esto que el dire me ha metido en el despacho para comentarme que me renovaban 6 meses más, pero que había que mejorar ciertos aspectos de bla, bla, bla... Resumiendo: tirón de orejas. El hecho que te digan que hay que mejorar no es malo, pero creo que se le puede exigir a la otra parte cuando una cumple. En fin, que ha mandado mi autoestima a tomar por culo, al polo norte, allí donde hasta los pingüinos pasan frío... Y claro está, eso ya te condiciona el resto del día.

Bueno, a la pelu, mira, cambio de look y cambio de ideas. Me han cogido a las 14.30. (¿Para qué coño te hacen pedir hora si luego te cogen a la hora que les da la gana?). Siempre que voy a la pelu intento evitar una hora "Aquí hay tomate". Es la hora en la que las marujas más chafarderas deciden dejar de ser porteras para ser reporteras baratas el programa; aún así, hoy no las he podido evitar y me he tenido que tragar el entierro de la Jurado, las joyas de no sé qué reina y los nosecuantosmiles lavabos de la Preysler.

Resumiendo, que esto es el día a día, ese que tan pronto había conseguido evitar incluso antes de subirme al avión con destino a Ámsterdam.